CARTA ABIERTA A NUESTROS LECTORES Y LECTORAS DE JOSÉ ANTONIO CAYUELAS GRAU: LA DESPIERTA
Encuentro para la Despierta en la Plaza de la Iglesia de Rafal. Foto: José Antonio Cayuelas Grau
LA DESPIERTA
al rezo del rosario de la aurora
El albor del día se ve interrumpido por el estallido de un sonido seco que se repite a los quince minutos. Un nuevo estruendo, cumpliendo con la terna de convocatoria, se produce a las seis de la mañana. El azul oscuro, terciopelo, de la noche se abre al azul claro, tul, del día. En la plaza del pueblo, tras la iglesia y delante de la casa sacerdotal hay bulla, es el día veintiséis de septiembre de cada año, y así hasta el cuatro de octubre.
El sueño de las gentes se rompe con el sonido de los cohetes, sus cuerpos se estremecen entre las sábanas; unos, los menos, nos quitamos las legañas del sueño y acudimos al llamamiento de “rezar el Rosario a María porque el Reino del Cielo queremos alcanzar”; otros, los más, remolonean en la cama y siguen durmiendo (son aquellos que “dejan perder lo que tanto vale por su pereza de no madrugar”).
Allí nos encontramos, y tras el preceptivo “buenos días” nos saludamos dando gracias a Dios de un nuevo año y rogándole por aquellos que ya no cantarán y rezarán a su madre junto a nosotros sino junto a él.
Un golpe seco de bombo nos pone en alerta, el clarinete y el saxofón son la alondra y el gorrión que ponen melodía al canto del invocador:
“Sacerdote, Ministro de Cristo,
que a Dios representas puesto en el Altar,
que con cinco palabras tan solo,
del Cielo a tus manos lo haces bajar”.
Quienes anteriormente estábamos contando nuestras cuitas temporales le respondemos que:
“para Consagrar,
la Patena y los Corporales
y el Cuerpo de Cristo
le vamos a llevar”.
Y seguidamente nos dirigimos al Calvario, pues
“allá arriba, en el Monte Calvario,
hay una bandera que se deja ver,
quien quiera sentar puesto en ella
Jesús Nazareno va de Coronel”.
A lo largo de quince coplas y en santa compañía:
San Pedro, quien “fue la primera piedra donde Jesucristo la Iglesia formó”,
por Santiago que “lleva el estandarte, San Miguel la guía, la cruz San Andres”;
por San Francisco, quien “una tarde se perdió” y lo encontramos “en el Paraíso cogiendo las rosas del Santo Rosal”;
por Santa Rosalía que “en la cueva de la Penitencia el pelo se cortó”
y con San Cristobal, quien todavía madruga más que nosotros pues “a las tres de la madrugadita, en medio del mar”, porta “al niño Jesús en los brazos”;
vamos sembrando el sagrado fruto de quien
“Es María la caña del trigo,
San José la espiga y el Niño la flor,
el espíritu Santo es el grano
donde está encerrada la Gracia de Dios”.
Hasta llegar de nuevo a la plaza de la iglesia, pero esta vez en la portada principal.
“Pajarito que ya viene el día,
extiende tus alas y échate a volar,
y despierta con tu dulce canto
que el Santo Rosario ya va a empezar”.
Y, efectivamente, en su interior rezamos el Santo Rosario.
Al llegar al quinto misterio, y puesto que “los faroles ya están encendidos”, hombres y mujeres formamos un rosario humano en procesión al tiempo que cantamos el misterio, en diálogo alternativo entre unos y otras, en las calles circundantes a la iglesia.
Ésta es la particular visión de quien el texto suscribe sobre la despierta y el rezo del Santo Rosario de la Aurora, antecedente y complemento a la novena a Ntra. Sra. Virgen del Rosario, que cada año tiene lugar en Rafal, mi pueblo y el suyo, con motivo de las fiestas patronales que se celebran en su honor.
No se trata de ningún estudio etnográfico (para ello les remito al magnífico trabajo de práctica, para la asignatura de PATRIMONIO HISTÓRICO-ARTÍSTICO dentro del Grado en Historia del Arte de la Universidad de Murcia, “LOS AUROROS”, realizado por mi paisana y amiga Carmen Grau Juan).
Es un texto escrito y guiado por la emoción de una tradición fruto del amor a un pueblo, a sus gentes y la advocación de la virgen que nos tiene bajo su amparo.
No obstante, no quisiera perder la oportunidad de, con ello, expresar mi deseo e ilusión de luchar y defender la continuidad de esta manifestación religiosa-cultural, así como de su difusión y enriquecimiento por lo que recojo y transmito la idea que me compartió hace unos días otro paisano y amigo, José Antonio Canales Bernabéu, y que es la de llevar “la despierta” a la escuela para que los más jóvenes puedan tener conocimiento de ella sin necesidad de madrugar, ya lo harán de la mano de sus padres y abuelos o cuando haya calado en sus mentes y corazones la semilla de la tradición y el mensaje del Santo Rosario; para ello se podría realizar alguna “despierta” en horario vespertino, antesala de la novena, ya se realizó una el año en el que se inauguraron los azulejos que recogen sus coplas.
Y si habéis aguantado la lectura hasta aquí os digo que acabo ya agradeciendo su participación en la Despierta y rezo del Rosario a todas aquellas personas que día a día, con su presencia activa, cantos y música, así como a aquellos que nos antecedieron. Todos juntos contribuyen a que cada día me sienta más rafaleño y cristiano.
Muchísimas gracias a todos.
José Antonio Cayuelas Grau.
Torrevieja, 20 de septiembre de 2024
Festividad de San Eustaquio de Roma
Me ha gustado mucho este texto. Hay un sentimiento poético que demuestra el afecto que José Antonio Cayuelas tiene hacia la tradición. Enhorabuena por colaboraciones como está.
Fe de erratas.
Perdón por la equivocación que seguidamente pretendo subsanar.
En el antepenúltimo párrafo de mi escrito se indica el nombre de “José Antonio Canales Bernabéu”, cuando lo correcto es que fuese José Antonio Canales Bertoméu.